"El Gobierno engañó al país con una política social que no existe"
"No hay una sola prueba de que las misiones hayan mejorado la calidad de vida de los venezolanos"
Director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, Luis Pedro España ha concluido, junto con un equipo académico, multidisciplinario, el trabajo "Detrás de la Pobreza, Diez Años Después", donde las cifras obtenidas, en contraste con un estudio similar, realizado en 1997, establecen" que si en aquel momento había un índice de 56% de pobreza, para el 2008 la cifra cayó ocho puntos porcentuales para ubicarse en 48%.
-Eso quiere decir que más de la mitad de la población venezolana no es pobre.
-Así es. De los 27 millones de venezolanos, son pobres unos 13 millones cien mil.
-¿No es un saldo positivo?
-No si consideramos que este país ha estado inmerso en un boom petrolero similar al de los años 70. De manera que la reducción de la pobreza ha sido de poca monta, sobre todo a niveles de la pobreza extrema, porque ésta se mantiene en las mismas cifras, en términos absolutos, unos 3 millones de personas.
-¿Cuál es la causa de un avance que luce menos positivo de lo que dicen las cifras?
-La falta de una política social. La gran fachada, el gran engaño de este Gobierno, es que dice tener una política social, a favor de los más pobres y eso no es cierto. Si la hubiera habría sido mucho mayor la reducción de la pobreza, comparado con el crecimiento económico y el boom de ingresos que hemos tenido.
La razón de todo eso es que la renta petrolera se ha distribuido a través de los mecanismos de mercado y el Gobierno no ha dirigido esa distribución en productos, servicio, transferencias a los sectores populares. -Pero pareciera que ha ocurrido todo lo contrario.
-Aquí se ha hilvanado, con el tema de las misiones y la política social del Gobierno, una increíble campaña de propaganda política. Además han intervenido factores casuísticos como el aumento del ingreso petrolero, que no depende de la voluntad del Gobierno y se sostuvo durante cinco años. El resultado fue un incremento en el consumo.
Así es como en todo ese tiempo los venezolanos renovaron los activos que no habían renovado en 25 años.
-¿Dónde está, entonces, la mala noticia? -Está en que quienes captaron mayor renta petrolera son quienes mayores capacidades ofrecían en el mercado de trabajo. Aquí se piensa que la renta petrolera se distribuye, únicamente, a través del gasto público. Pero no es así porque existe un efecto dinamizador de la demanda que produce el crecimiento económico.
En los últimos cinco años lo que necesitabas, para que te cayera tu parte de la renta, era tener algo que vender: noticias, computadoras, lavadoras o café.
-Con todas las deficiencias, las cifras implican un avance similar al logrado por gobiernos anteriores.
-Este ha sido peor. El rendimiento que hubiésemos tenido con una verdadera política social sería similar al de los años setenta. En 1975, el nivel de pobreza era sólo del 31%.
-Pero había una política social redistributiva... -La política redistributiva, en los años setenta, sobre la base de los dos grandes sectores, educación y salud, era infinitamente mejor que la de hoy en día.
Lo que hemos tenido en estos años ha sido una concepción que busca rendimiento político antes que generar un impacto social positivo. Ese rendimiento político se obtiene listando problemas que confrontan los sectores populares, cuya localización la hicieron a través de la academia, asignando a cada problema una acción concreta, con nombre y presupuesto específicos.
-Esa estrategia no suena mal.
-El problema está en que nadie sabe cuál es el impacto de esas acciones concretas. Y no se sabe porque nadie lo mide. La intención real no es determinar si la atención primaria en salud de Barrio Adentro redujo la tasa de mortalidad materna.
El objetivo es abrir un establecimiento en el cual la gente sienta que puede ser atendida bajo una inmensa fotografía del Presidente. De manera que la solución al problema de la salud es un asunto secundario. Lo mismo ocurre con las misiones educativas, que sólo abarcan el 3% de la población. -¿Por qué actuar de esa manera si es posible obtener rendimiento político atacando el problema de fondo?
-Porque hay unas barreras de percepción. Cuando se podía hablar con este Gobierno, hasta el 2003, se le dijo que la política social inclusiva y una redistribución del ingreso, pasaban por la selección de los beneficiarios.
La política no puede ser una lista donde cualquiera se anota porque así actúa el mercado. Tú abres una panadería y la gente llega a comprar el pan. Igual actúa el Gobierno: colocas un toldo, la gente se inscribe y los más pobres ni se enteran porque no llegan hasta allí.
Tú eres quien debe llegar a ellos. El no distinguir entre los beneficiarios y sus necesidades ha generado que una política, pretendidamente masiva, sólo llegue a la burguesía del barrio. Todo eso se le dijo al Gobierno, pero hay un bloqueo conceptual.
Así como está imposibilitado para resolver el problema de la violencia, igualmente se muestra incapaz en el tema de la pobreza
. -Más allá de las políticas asistencialistas y sus variantes, ¿el mejor remedio para la injusticia social no es la generación de empleo?
-Por supuesto y esa es otra de las cosas que el Gobierno no entiende. El ataque del sector público al sector privado tiene varias hipótesis. Algunos hablan de sustitución de élites, otros de capitalismo de Estado, pero la realidad está en que el único capaz de generar puestos de trabajo para los pobres es el sector privado.
El sector público no lo hace y si lo hace es sólo para gente capacitada, profesionales, educadores. En la nómina del sector público sólo un 4% son trabajadores que viven en la pobreza extrema. Mientras el sector privado emplea a 11 millones de personas, el sector público emplea dos millones cien mil y casi el 80% son de las clases sociales medias.
-Pero las misiones otorgan becas y distribuyen distintos tipos de asignaciones. -Ese es otro mito y aunque las transferencias a los particulares han aumentado, no se ha incrementado tanto como la gente cree.
Nuestra encuesta determina que por las misiones educativas, las más asociadas a becas, han pasado un millón 800 mil personas, de las cuales se han retirado 900 mil. De las 900 mil que quedan, sólo 200 mil declaran tener una beca, que en promedio es inferior a los 250 bolívares fuertes.
Es muy fácil pensar que los sectores pobres respaldan al Gobierno porque las becas del Gobierno les permiten holgazanear y eso no es cierto. Los pobres han mejorado sus ingresos por la misma razón que lo han mejorado las clases medias: gracias a su trabajo y aprovechando el boom petrolero.
rgiusti@eluniversal.com
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-Eso quiere decir que más de la mitad de la población venezolana no es pobre.
-Así es. De los 27 millones de venezolanos, son pobres unos 13 millones cien mil.
-¿No es un saldo positivo?
-No si consideramos que este país ha estado inmerso en un boom petrolero similar al de los años 70. De manera que la reducción de la pobreza ha sido de poca monta, sobre todo a niveles de la pobreza extrema, porque ésta se mantiene en las mismas cifras, en términos absolutos, unos 3 millones de personas.
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La razón de todo eso es que la renta petrolera se ha distribuido a través de los mecanismos de mercado y el Gobierno no ha dirigido esa distribución en productos, servicio, transferencias a los sectores populares. -Pero pareciera que ha ocurrido todo lo contrario.
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-¿Dónde está, entonces, la mala noticia? -Está en que quienes captaron mayor renta petrolera son quienes mayores capacidades ofrecían en el mercado de trabajo. Aquí se piensa que la renta petrolera se distribuye, únicamente, a través del gasto público. Pero no es así porque existe un efecto dinamizador de la demanda que produce el crecimiento económico.
En los últimos cinco años lo que necesitabas, para que te cayera tu parte de la renta, era tener algo que vender: noticias, computadoras, lavadoras o café.
-Con todas las deficiencias, las cifras implican un avance similar al logrado por gobiernos anteriores.
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-Esa estrategia no suena mal.
-El problema está en que nadie sabe cuál es el impacto de esas acciones concretas. Y no se sabe porque nadie lo mide. La intención real no es determinar si la atención primaria en salud de Barrio Adentro redujo la tasa de mortalidad materna.
El objetivo es abrir un establecimiento en el cual la gente sienta que puede ser atendida bajo una inmensa fotografía del Presidente. De manera que la solución al problema de la salud es un asunto secundario. Lo mismo ocurre con las misiones educativas, que sólo abarcan el 3% de la población. -¿Por qué actuar de esa manera si es posible obtener rendimiento político atacando el problema de fondo?
-Porque hay unas barreras de percepción. Cuando se podía hablar con este Gobierno, hasta el 2003, se le dijo que la política social inclusiva y una redistribución del ingreso, pasaban por la selección de los beneficiarios.
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Tú eres quien debe llegar a ellos. El no distinguir entre los beneficiarios y sus necesidades ha generado que una política, pretendidamente masiva, sólo llegue a la burguesía del barrio. Todo eso se le dijo al Gobierno, pero hay un bloqueo conceptual.
Así como está imposibilitado para resolver el problema de la violencia, igualmente se muestra incapaz en el tema de la pobreza
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rgiusti@eluniversal.com
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